8. EL IMPERIALISMO EN EL
MUNDO EN LOS S. XIX-XX.
Imperialismo de los Estados Unidos en América Latina y el mundo.
Los empresarios de la industria estadounidense sabían que su
competencia eran los europeos. El aumento de población, la riqueza y la
producción industrial exigía hacerse a más recursos y más mercados. Muchos
capitalistas vieron en los sitios de ultramar una solución como fuentes de recursos y mercados de compra.
Algunos estadounidenses propusieron la expansión de su país para defender sus
intereses. Para ello, había que tener una gran armada. Además, era necesario
difundir la religión cristiana porque para ellos, la civilización anglosajona era superior a las demás.
Otros pensaban que, según Dios mismo, era la carga del hombre blanco civilizar
a gentes “atrasadas”. Otros más, sostenían la tesis del panamericanismo, es decir la idea que los
países latinoamericanos tenían que comprar la producción industrial de los
Estados Unidos. Los países de Latinoamérica rechazaron esta tesis de plano. A
ese imperialismo en particular se le llamó imperialismo yanqui. Se llamó yanqui
porque así llamaban a los habitantes del Norte de los Estados Unidos durante la
Guerra Civil.
Primero, Estados Unidos tomó control de las islas de Hawái en
contra de la voluntad de sus habitantes, para lo cual utilizó trucos y engaños
en complicidad con los azucareros norteamericanos que allí tenían negocios
(1900).
Luego, liderados por Teodoro Roosevelt como Subsecretario de Guerra y héroe estadounidense en la guerra
Hispano-americana, Estados Unidos pasó a Cuba en un proceso que fue aún más
vergonzoso. Inventó toda una mentira para decir que los españoles, dueños de
Cuba, los habían atacado. Inclusive hundieron el buque estadounidense Maine
anclado en Cuba, matando cientos de marineros y acusaron a los españoles de la
masacre para declarar la guerra. De paso, los Estados Unidos se tomó la isla de
Puerto Rico y las Filipinas en el océano Pacífico (1898-1903), a miles de
kilómetros de allí. Los estadounidenses veían en los nuevos territorios fuentes
de recursos naturales, mercados de compradores y bases militares para defender
sus intereses en ultramar. Los más ilusos e ingenuos pensaban que su tarea era
“salvar a esa gente ignorante”, obligándola a aceptar los valores de la
civilización occidental.
En 1903, le tocó a Colombia el turno de defenderse contra el
imperialismo de los Estados Unidos en Panamá. Para entonces, Teodoro Roosevelt
había sido elegido presidente de los Estados Unidos. Su lema era “Hable pacito,
pero lleve un gran garrote para poder llegar lejos”. Y así lo hizo. Cuando
Colombia no quiso aceptar su proyecto de construir el Canal de Panamá, Roosevelt
envió sus barcos de guerra (“diplomacia” con barcos de guerra), apoyó a los
panameños para rebelarse contra Colombia e instauró un gobierno panameño amigo.
Así fue como Roosevelt, según sus palabras, se “tomó a Panamá”.
En 1902, el Congreso de EEUU proclamó el Corolario Roosevelt que decía que los Estados
Unidos intervendría en cualquier país latinoamericano si los intereses de los
países europeos se veían amenazados en ese país. Es decir, podía hacer lo que
quería, cuando quería, donde quería, utilizando cualquier excusa para hacerlo,
como la inestabilidad económica o política. No había un dirigente o un país que
se le enfrentara militarmente. Así fue como se convirtió en el “policía” del
mar Caribe.
Después, los Estados Unidos comenzó a aplicar “la diplomacia del
dólar”. Los grandes capitalistas se aliaron con el Gobierno Federal para
adelantar sus intereses e inversiones comerciales. Era muy sencillo: si algún país
en Latinoamérica o Asia quería un préstamo, tenía que aceptar inversiones
hechas por capitalistas estadounidenses en esos países en los términos dictados
por ellos y solo así se le haría el préstamo; de lo contrario no. Así los
Estados Unidos obligaba a los países a hacer lo que ese país quisiera, sobre todo
a abrir sus mercados y entregar sus recursos naturales. La diplomacia del dólar
no siempre fue de corte pacífico. Si había que derrocar gobiernos poco
colaboradores, los Estados Unidos lo hacía, para después colocar en el poder a
su dirigente “amigo”.
El imperialismo de los Estados Unidos no ha encontrado quien lo detenga
y en cambio ha generado sentimientos de rabia y odio a nivel mundial contra ese
país. Esto no es de extrañar considerando las políticas imperialistas que ha
aplicado por más de un siglo: sus víctimas no han sido pocas.
Sociales 8 Bimestre: II Número de clase: 8
Andagoya
Andagoya es una localidad chocoana situada sobre el río San Juan que
fue explorada por Pascual de Andagoya. Desde 1540, los españoles realizaron
conquistas y exploraciones desde Anserma hacia esta región en la cual estos
encontraron oro y platino (“oro biche”). En el siglo XVII, la región fue
imposible de colonizar, pero seguía la búsqueda de más oro. Con el auge del
tráfico de esclavos africanos, algunos de ellos terminaron viviendo en el
Chocó, dedicados a sacar oro de sus ríos mientras sus amos vivían en Popayán
(Chocó pertenecía entonces a la provincia del Cauca).
En 1851, se abolió la esclavitud en Colombia. La población negra, ahora convertida
en una población de mineros artesanales, vivía en campamentos provisionales
puesto que a medida que se acababan los minerales preciosos en un lugar, se
trasladaban a otros para explotarlo y seguir así sucesivamente. En un comienzo,
la mano de obra era principalmente masculina pero la población se disparó con
la llegada de mujeres.
¿Cuál era el atractivo del Chocó? Sin lugar a dudas, su riqueza en
oro y en platino. Desde un comienzo, se practicó la minería de aluvión, es
decir, explotar el oro y el platino que se encuentran en diminutos granos en
los ríos y en la terraza aluvial donde crece la selva húmeda. La minería de
aluvión parece sencilla pero no lo es ni a nivel artesanal ni industrial.
La historia de la explotación industrial de las riquezas mineras
del Chocó ha estado plagada de injusticias, corrupción e inconsistencias. A
principios del siglo XX, un estadounidense llamado Henry Granger compró 113
terrenos en la región chocoana para explotar sus riquezas minerales. En esa
época, cualquiera podía adquirir las tierras y el subsuelo en ellas, y podía
explotarlas si quería.
La minería era la base de la economía chocoana. Poco a poco, se
formó una élite local que explotaba las minas pero que no disponía del capital
necesario para hacer el mantenimiento de los equipos. Esto requería grandes
inversiones. Un magnate estadounidense tuvo la idea de traer dragas para explorar el lecho del
río. Sin embargo, las dragas se dañaron y el resultado fue pobre. Después pensó
aplicar minería hidráulica: cavó enormes pozos para recoger agua que luego
lanzaba con gran presión al fondo del río para excavar sus orillas. Esto
tampoco dio resultado; los pozos se volvieron focos de infecciones. Entonces,
se llegó a la conclusión que solo una fuerte inversión de capital podría hacer
la explotación debida de las minas de aluvión: la inversión extranjera y la
tecnología lograrían una revolución en la explotación minera.
En 1905, se expidió el Decreto 34 que aclaraba que los recursos
mineros eran propiedad de la Nación y no de los particulares, por lo que el
gobierno quiso promover su explotación. Sin embargo, el decreto también decía
que podía dar en concesión26 su explotación. En 1907, se le dio en concesión al general José
Cicerón Castillo el derecho de dragar el río Condoto. Más de cien años después,
aún no es claro porqué el Estado otorgó títulos de propiedad privada de los
lechos de los ríos del Chocó y porqué dio títulos para su explotación en forma
de concesiones sin necesidad de hacerlo. Castillo no tardó en firmar un
contrato de concesión con la Anglo Colombian Development Company (ACDC),
subsidiaria de una compañía del inglés Cecil Rhodes. Las regalías27 para la nación serian el
10% del valor de los minerales extraídos. La ACDC hizo el estudio en forma
juiciosa: compró mucha tierra y derechos mineros en la cuenca del Condoto.
Construyó un almacén y el único hospital de la región del San Juan.
Comenzó a dragar en el río San Juan, pero se llevó una gran sorpresa:
Henry Granger la demandó porque los terrenos que estaban dragando eran de su
propiedad. Había así dos grupos reclamando la misma mina: uno era concesionario
y el otro propietario. Fue así como en 1916 se formó un consorcio inglés-estadounidense
llamado Compañía Minera Chocó Pacífico (CMChP), con base en Istmina; el Gobierno
colombiano no fue informado de los términos de dicho acuerdo. Al ser dueña de
los terrenos, la Compañía podía dragar el lecho de los ríos y extraer metales
preciosos. Andagoya fue levantado en 1916 como campamento por la Chocó
Pacífico; sacaron oro de los ríos San Juan, Condoto, Tamaná y Opogodó. En
Andagoya almacenaban y explotaban el oro y platino sacado con dragas de los
lechos aluviales. Tenían también talleres para separar metales y fundirlos;
allí vivían los empresarios extranjeros y obreros afrodescendientes como también
judíos, chinos, italianos, antioqueños, vallunos, noruegos, ingleses. Muchos negros
se emplearon en la industria y conformaron el proletariado.
Desde un principio, el impacto de la industria minera en la región
fue desastroso y se constituyó en una amenaza a la diversificación productiva y
el equilibrio de su sistema económico y ecológico. Como industria, competía con
los pequeños mineros. Las dragas destruían los cultivos de pan
coger, los árboles frutales y las viviendas, acababan con bosques cercanos (utilizados
por los habitantes para caza y recolección) porque usaban leña para hacer
funcionar las dragas a base de vapor, contaminaban el río con la remoción de
suelos y el uso del mercurio* para la extracción de los minerales preciosos; esto disminuyó la
pesca para los campesinos. Al dragar los ríos, cambiaban su cauce, creando
nuevas corrientes peligrosas que causaban accidentes y naufragios; el río se volvía intransitable y los
viajeros tenían que buscar otros medios de transporte. Ya no se podían utilizar
embarcaciones de regular calado28. Las indemnizaciones por daños
y perjuicios que pagaba la compañía eran
irrisorias, pero las autoridades no intervenían.
Entonces los habitantes decidieron defender el río y sus orillas
como lugares públicos y presionar al gobierno local y el Estado nacional para
que frenara los atropellos (por ejemplo, la compañía quería cobrarles un
tributo a los mineros artesanales). En 1920, ante el temor de que la compañía
industrial iba a dragar cerca de las viviendas, los habitantes atacaron las
dragas en horas de la noche. La compañía les disparó y prohibió su ingreso
cerca de la explotación. El gobierno local lideró una movilización para impedir
el trabajo de la draga. Publicó folletos que apelaban a la patria y a su
defensa frente a intereses extranjeros. Los manifestantes querían que el Estado
regulara el dragado del río, garantizara el acceso a los pequeños mineros a los
depósitos metalíferos y se ocupara de la seguridad en el tránsito y uso de la
arteria fluvial. El Concejo municipal promulgó leyes para proteger el casco
urbano como un derecho colectivo.
El gobierno de Quibdó se quejó y dijo que los habitantes del
municipio querían sabotear el trabajo de la draga. Hubo actos de violencia. En
1925, mataron a un empleado de la compañía y fue necesario militarizar la zona.
El culpable dijo que era su deber defender la patria y recordó la pérdida de
Panamá a manos de los Estados Unidos: había que sacudirse el yugo de los viejos
amos y defender el suelo. Los pequeños mineros no se dejaron expulsar de las
minas; iban donde la draga ya había dragado y sacaban el resto del platino.
Alegaron derechos de lavadero manual para extraer metales. Al final,
la compañía se comprometió a construir escuelas y mercados a cambio de que
dejaran trabajar la draga.
El hecho es que la Chocó Pacifico centralizó la administración de
propiedades mineras en el río Condoto y sus alrededores y se convirtió en un
enorme poder local. Entre 1916 y 1930 utilizó tres dragas para sacar el platino
del lecho más rico en este metal en Colombia. Vale anotar que el platino es un
metal maleable que no se oxida fácilmente, resiste altas temperaturas y es buen
conductor de electricidad; también se usa en trabajos dentales. En 1905, este
valía más que el oro. Las exportaciones pasaron de 211 kilos en 1906 a 1.586
kilos en 1921. La compañía exportó la mitad del platino y los pequeños mineros
el resto.
¿Qué ganancias obtuvo la Nación de toda esta explotación
extranjera? ¿Qué pasó con las regalías? En 1925 llegó un funcionario oficial a
cobrar las regalías de 10 años de explotación, pero para su sorpresa, la CMChP
no pagó nada porque, al ser dueña del terreno, no estaba obligada a hacerlo. A
partir de 1925, la Chocó Pacifico comenzó a pagar regalías porque tuvo que
dragar los últimos cinco (5) kilómetros como concesionaria. Explotó oro entre
1931-1950. Después se estancó porque se reglamentó un precio fijo a nivel
mundial para el oro. La Chocó Pacífico siguió funcionando hasta 1974 cuando,
por no ser rentable, pasó a ser propiedad de Mineros Colombianos S.A, el
sindicato de trabajadores, a cambio de salarios atrasados y prestaciones
sociales que la compañía no había pagado. Entre 1974 y 1991 vino un período de
desestabilización de la producción y de la vida social, a tal punto que Mineros
Colombianos S.A. le entregó al Gobierno nacional en el año 2000 lo que quedaba
de la compañía…y sus pasivos.
¿Qué demuestra esta experiencia de la explotación industrial de
minerales en Chocó? Podemos aprender muchas lecciones. El Estado nacional
demostró que fue incapaz de crear políticas coherentes para desarrollar la
industria minera y generar ingresos para la Nación: perdió esta gran riqueza.
Anteriormente, cada departamento podía tener su propio código minero; cuando el
Gobierno decidió centralizar esta actividad, desconoció los derechos ya dados
anteriormente por las regiones. Por ejemplo, el Estado decía que los minerales
del río Condoto eran recursos públicos, pero a nivel regional los consideraba
como propiedad privada. Esta incoherencia hizo que las normas no sirvieran pues
se contradecían entre sí. En esas circunstancias, era imposible hacer cumplir
la ley. Por ejemplo, una ley estipulaba que el dueño de una mina que no pagara
impuesto perdía la mina, pero esto no se cumplió.
Lo que queda muy claro es que, en un momento crucial, el Estado
dejó el desarrollo minero en manos de compañías extranjeras que aprovecharon el
caos de las normas colombianas para defender sus intereses.
La nación perdió regalías y el control del Chocó, donde los inescrupulosos
hicieron lo que quisieron en detrimento del tesoro nacional, del bienestar de la
comunidad y del medio ambiente.
Lea y responda:
¿Qué entiende por imperialismo?
¿Cómo caracteriza el imperialismo estadounidense?
¿Cuáles consecuencias se presentan para los países dependientes y
para E.E U.U?
Explique cómo se desarrolla en Colombia. Lectura Choco.
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